El día después...

 Se quedaron –en contra de las órdenes de la Guardia Civil– para salvar sus casas ¡y lo consiguieron!. Esa fue la tónica en todos los pueblos –muy que les pese a los agentes que no les ha gustado lo publicado, la pasada semana, en este periódico –y muchos otros medios de comunicación que al final publicaron la verdad de lo que aquí había pasado– (¡¡pero qué culpa tenemos los periodistas de publicar la verdad y hacernos eco de la voz de la gente!!: Si no hubiesen amenazado a los vecinos con multarles –hay propuestas para sanción (no nos lo hemos inventado), no lo habríamos publicado (y los vecinos no se habrían indignado con la Guardia Civil)–. La segunda crítica es que no había medios (por eso los vecinos tuvieron que salvar sus pueblos en contra de las órdenes de desalojo, enfrentándose a veces, a los agentes). Y la tercera: la descoordinación. Aunque no hubo medios en León, se podían haber movilizado a medios de Ávila y otras provincias y comunidades donde aquel domingo 10 de agosto no había incendios (y no se les movilizó hasta que el fuego avanzó incontrolable afectando tres valles y a decenas de pueblos, calcinando miles de hectáreas, y provocando miles de evacuados –en nuestra zona hasta 8.000–). A parte de lo que publicamos en este periódico la pasada semana (carreteras cortadas dos dias después de haber sido realojados los pueblos sin saber los agentes que las cortaban por qué las cortaban –«tengo órdenes»– «¿Pero se ha reavivado el fuego? ¿hay humo? ¿hay algún peligro para pasar? –pregunté educadamente a la guardia que me quería hacer obligar –e hizo– a dar un absurdo rodeo de kilómetros (combustible quemado: Sres. de la Agenda 2030 que no quieren contaminar– (y que no me va a pagar nadie). «No sé, tengo órdenes». Órdenes que evitaron que pasaran camiones con paja (alimento) para el ganado que se había quedado sin pasto (¿donde está la Ley de maltrato animal? ¿la aplican los guardias contra la población civil? ¿y si ese ganado se muere de hambre por la prohibición de llevarles alimento, de los guardias, no se aplica la misma ley al revés?). Órdenes que impidieron a vecinos volver a casa de trabajar. El jueves cuando regresaba de La Bañeza de repartir la primera edición especial del periódico del incendio, los agentes nos vieron –había mucho tráfico de coches por la carretera de Santa Elena esquivando el control de 'La Hacienda'– «y cortaron la salida de Jiménez de Jamuz a La Portilla» me decía Marco,  un joven que venía de trabajar, como hace cada día, de Villanueva de Jamuz, había ído a su puesto de trabajo aquella mañana, por su carretera habitual, y cuando regresó, a comer, al final de su jornada laboral, no me dejaron ir para casa.

Madre: «La Guardia no me dejó ir a por mis hijos»

Pero hubo dramas superiores. Hijos (de cincuenta o sesenta años) a los que la Guardia Civil impidió volver a su localidad evacuar a su madre (anciana e imposibilitada) para llevarla al centro de evacuación. (Mucha gente de nuestros pueblos es anciana, a cierta edad tiene problemas de movilidad. Y muchas de estas personas no tienen coche y dependen de que sus hijos –ya rondando los 50 años– las lleven.

También nos contaron a «La Bañeza Hoy» madres jóvenes –que se habían quedado separadas– a las que impidieron ir a por sus hijos (menores de edad). Una de estas madres se enfrentó a una agente de la benemérita porque tenía que volver a dar de comer y cuidar a sus hijos. Recordemos que, cuando se inició el incendio, que estaba igual a 20 kilómetros, en nuestra provincia –el fuego vino de Zamora a León–, la vida continuaba igual, nadie esperaba que iban a dejar traspasar ese fuego el monte de 'La Chana' (el lunes 11 de agosto, cuando se evacuó la piscina de Castrocalbón, madres habían ido a su puesto de trabajo en otras localidades –dejando a sus hijos, menores, con la abuela o con la vecina, y cuando regresaron les impidieron volver a casa.

También –el jueves– conocimos el caso de un vecino de San Félix de La Valdería al que impidieron regresar a casa con medicamentos que acababa de ir a recoger a la farmacia de Castrocalbón (dos días después de estar todos los pueblos realojados porque se siguió cortando la carretera de Calzada). «Me dejaron salir del pueblo, porque había ido por la mañana y no tenían el medicamento y regresé por él a la tarde. Y me dejaron salir pero no me querían dejar entrar» –comentaba a este periódico el señor hablando del control de la benemérita en la carretera de Calzada un día después de regresar la mayor parte de los evacuados del Polideportivo Municipal de La Bañeza a sus hogares (recordemos que los cortes de carreteras y controles, innecesarios porque hacía días que ya no había fuego, ni humo, se mantuvieron dos días más sin motivo) (y no sé si se levantaron porque este periódico escribió un Whats app muy cabreado a Subdelegación de Gobierno, porque veo lógico que la Guardia Civil corte una carretera o evacúe un pueblo si este va a ser pasto de las llamas, no hay medios para apagarlo, o el pueblo se va a quedar aislado, pero veo absurdo que una vez pasado el fuego se sigan cortando carreteras de pueblos donde ya habíamos sido realojados). El hombre dio un rodeo y volvió con la medicina para su madre, por un camino agrícola, para eludir el absurdo control que te dejaba salir pero no regresar. Estos ejemplos –reales– los pongo para que veáis la descoordinación de los mandos (que no sabían lo que hacían –quiero creer, porque no quiero pensar que esto de no dejar que los granjeros alimentasen su ganado, o que prohibiesen llevar medicinas, lo hiciesen adrede con un claro delito de negación del deber de socorro).

En Boca de Huérgano vecinos criticaban que ellos habían asesorado a los técnicos y gente que había venido a apagar el fuego, y que les habían desoído, y que mandaron autobombas por caminos por donde no cabían –en algún caso se desbrozó y amplió el camino (perdiendo tiempo mientras el fuego avanzaba) para que pasaran–. Los técnicos de la Junta, como los de medio ambiente que hicieron las leyes que complican limpiar el monte, cortar leña, coger palos, coger piñas, desbrozar, meter ganado por el monte, hacer cortafuegos o impiden, en resúmen, limpiar los montes y ríos, a veces se creen más listos que los propios ancianos que conocen su pueblo y sus montes (ya hablé de los que perforaron el auífero de León-Asturias con los túneles del tren de alta velocidad: seguro que no ha sido multado ninguno por el SEPRONA ¡¡seca tú una charca y te crujen!! ¡sé un ingeniero de los túneles del ave y deja secos a tres pueblos al perforar un acuífero natural y no te pasa nada.) Se enviaron medios donde no hacían falta –dicen que para hacer  la foto los políticos con los bomberos, para la prensa–, no se mandaron donde hacían falta, se movilizaron brigadistas pero se dejaron parados en base, se les dejó en mitad de ninguna parte y tuvieron que llevarlos vecinos a la zona del incendio, se alertó a efectivos a las 6 de la mañana que al día siguiente seguían en base sin haber salido a apagar ni uno de los múltiples incendios que arrasaban León.

 El Presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, vino escondiéndose de la gente –porque sabe que no le quieren– con un terrible dispositivo policial que separaba a cien metros a los vecinos (aún así algunos le gritaron criticándole su pésima gestión que consistió en NO ENVIAR MEDIOS cuando hacían falta para evitar que se propagase el fuego el domingo 10 de agosto, diciendo el Ministro de Transporte Óscar Puente por «X» que se había dado cuenta de nuestra necesidad de medios ante los incendios, que nuestro presidente de autonomía estaba de vacaciones, pero en vez de enviar helicópteros forestales e hidroavines de Madrid, Andalucía o de donde hubiera, se limitó a pitorrearse del pp y decir que en León «estábamos calentitos» (a este tampoco le imputarán por negligencia ni omisión del deber de auxilio, porque con su tuit, y declaraciones posteriores a la prensa subsanándolo –«Yo no me he reído de nadie» alegó–, queda claro que él era conocedor del problema, de la grave situación con peligro de muerte de miles de personas que sufríamos en León, y que no hizo nada: no movilizó ayuda, ni al ejército, ni a las BRIF de otras comunidades ni nada) (luego, diez o doce días después –cuando ya todo estaba calcinado–, se enviaron medios de Francia, Holanda y Portugal –pero nuestros pueblos habían quedado calcinados salvo los que salvaron los vecinos en contra de las órdenes de evacuación–, y había miles de desplazados y voluntarios muertos intentando apagar el incendio forestal más grave de nuestra historia ). Y hablando del entierro de los voluntarios que perdimos en La Bañeza en la carretera Nogarejas: otros políticos como el Presidente de la Junta o el Presidente de la Diputación de León tampoco aparecieron por muchos lugares –ni en el entierro de los voluntarios muertos en nuestra comarca, donde no hubo ninguna representación oficial de ninguna autoridad, siendo el único en acudir el alcalde de La Bañeza–. 

Por su parte Óscar López, portavoz del Gobierno de España, se limitó a salir en los medios de comunicación 15 días después, diciendo que se habían movilizado (o puesto a disposición de las autonomías, que es bien distinto) todos los recursos, pero a la vez reconocía que tenía 500 en la reserva (si tienes medio millar de personas en la reserva es que no los tienes movilizados). Aunque el Presidente de Castilla y León hubo de reconocer que pidió medios que luego no había utilizado (cuando en otros lados hacían falta y no tenían medios). En fin ¡un caos! ¡un desastre! y una gran desorganización –a pesar de Puestos de Mando avanzados, CECOPIs y ostias–. Todo en vez de agilizar ralentizó las tareas de extinción.

No había medios

Y es que no había medios. Es una vergüenza –y que me denuncien por decirlo–. La falta de medios fue evidente (y denunciable, aunque la Fiscalía no lo hará –antes me denuncian a mí, por publicar la verdad, que a un político por negligencia: poner en peligro las vidas de todos los ciudadanos, quitar medios para ahorrar, etc). El 1-1-2 –si pasó el pasado jueves cuando las lluvias torrenciales en Cantabria– reconocía estar desbordado. El Guardia Forestal que estuvo en Felechares dijo en anonimato (por miedo a posibles represiones) que habían controlado el fuego (entrevista en onda cero radio reproducida hoy en este periódico) que con un helicóptero echando agua se podía haber evitado que se calcinasen dos valles enteros de pueblos: La Valduerna y el Jamuz. «El helicóptero marchó a repostar. Teníamos controlado el incendio, pero no había mas que una brigada, totalmente insuficiente, ni gente, ni medios. Solicitamos otro helicóptero, pero como no se envió. Se avisó que era urgente pero nos decían que no había medios. Y así pasó el tiempo hasta que por el viento se reavivaron las llamas, y a las 'cuatro' personas que estábamos allí nos fue imposible controlar el fuego, y este saltó el río, en Felechares de La Valdería, a Palacios de Jamuz (Recordad que prohíben limpiar los cauces con leyes ¿Alguien apechugará con esta responsabilidad?: NO. Antes nos imputan a los vecinos y periodistas por decir lo que pasó, que a ellos por negligencia.) 

«Pedimos el viernes efectivos y refuerzos, y no tuvimos respuesta hasta el domingo» decían en el norte de León (zona de Boca de Huérgano) –donde también se incendiaron montes y pueblos– alcaldes y alcaldesas días después de nuestra catástrofe en el sur de León. (No aprendieron nada los mandamases del desastre del sur dias antes).

Callar la verdad

Lo peor es que nadie asumirá responsabilidades ¡y espera que no lleguen las denuncias, encima, a los que nos hemos atrevido a contar la verdad –a mí me han llevado al Juzgado varias veces para intentar acallarme porque hoy hay más censura que en la Dictadura, y se ponen denuncias falsas, coacciona, intimida y amenaza a los periodistas para que nos achantemos y no publiquemos verdades incómodas que políticos y mandamases no quieren que se sepan. Espero que tampoco se atreva nadie a enviar esas denuncias a los vecinos que lucharon contra el fuego –en Castrocalbón Jose y hasta el Alcalde estaban amenazados con una sanción por intentar que el fuego no quemase el pueblo, en contra de las órdenes de la Guardia Civil, que querían que se abandonase el pueblo sin que hubiera profesionales (bomberos, BRIF, UME, ejército) evitando que llegasen las llamas a la población. 

«A mí, la guardia, me tomó nota de la matrícula de mi vehículo» decía un vecino de Castrocalbón que se quedó a apagar el incendio que calcinó todo alrededor. «Luchamos contra las llamas en las bodegas de Peña la mora» nos comentaba Edgar, otro joven del pueblo recordando cómo en alguna chispa saltó y se metió debajo de la uralita o en la leña apilada –de aquí a esta parte muchas bodegas, hace unos años, pusieron un merendero y hacían barbacoas y apilaban leña para ellas que, apilada contra la pared, fue un comburente que hizo estallar hasta la piedra de las bodegas debido a las altas temperaturas que pilló el incendio– y ya no hubo nada que hacer.

Fran –entrevistado la pasada semana– (que entiende de incendios) hablaba que apilar la leña contra la pared, y taparla con neumáticos, no había sido lo mejor para evitar el fuego que rodeó el pueblo, y ya no hubo nada que hacer. «No conseguimos salvar el monte, pero conseguimos salvar el pueblo.»



Leyes de protección (animal y del medio ambiente) mal hechas 

Queda claro que la legislación actual es un desastre y está mal hecha, y esa prohibición –bajo multas de hasta 70.000 euros– es la que ha impedido limpiar el monte y posibilitado estos incendios. La carga de material (ramas secas, etc) que se llevaba apilando durante todos estos años en los montes ha hecho que las llamas cobrasen dimensiones dantescas y el fuego fuese imposible de apagar. No quiero pensar que los que hicieron estas leyes (y las han hecho cumplir poniendo multas) las hicieran adrede para que se quemasen nuestros montes y pueblos y obligarnos a emigrar a las ciudades abandonando el campo para poner en los montes quemados parques solares o eólicos. El tiempo dará o quitará razones. Sólo sé que después de que se quemó la sierra de La Culebra se vendió madera y miles de camiones surcaron mi valle trasladándola, destrozando nuestra carretera –la LE-110– recién asfaltada. No quiero pensar que alguien se llenase los bolsillos con miles o millones de euros (hay madera que sirve para hacer aglomerado, o pellets) y no se dignase siquiera a reasfaltar nuestra carretera que, ante el paso de tantos y tantos camiones, quedó destrozada.

Por desgracia los políticos (la Junta / Gobierno central) son quienes tienen a su lado a la Guardia civil y nunca estas faltas de medios, negligencias por no limpiar montes y cunetas, reducción del número de efectivos, etc., se van a investigar, ni aunque hayan ardido pueblos, ni aunque haya habido muertos... porque las leyes son de aplicación distinta para quien las hace que para el ciudadano.

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