Monumento a los Comuneros
El Ayuntamiento de Villalar de los Comuneros, la Junta de Castilla y León y la
Fundación Castilla y Leon estamos celebrando el V Centenario de la Batalla en la que
fueron derrotados y posteriormente juzgados y ajusticiados los capitanes comuneros
Padilla, Bravo y Maldonado. El Movimiento Comunero a través de la historia ha
tenido distintas interpretaciones, pero si algo nos queda claro es que esa derrota se
convirtió en un ideario de lucha por el bien común, la libertad y la justicia que hace
tres siglos decidieron conmemorar las Cortes Generales Españolas
En el III Centenario de la Batalla, el 15 de mayo de 1.821 el coronel de
ingenieros Manuel de Tena, expuso un emotivo dictamen en el Pleno de las Cortes
después de haber sido comisionado de una misión promovida por Juan Martín “el
Empecinado” en busca de los restos mortales de los comuneros: “Sí, Excmos. Sres.,
yo he visto la sangre de aquellos héroes, conservada aun después de tres siglos,
pedir mudamente a la representación nacional el justo desagravio y debida
recompensa por el augusto sacrificio en que fue derramada, y clamar en la propia
forma por su colocación en sagrado, de cuyo piadoso beneficio han carecido, como
si no fuera sangre de cristianos”.
En la conmemoración del tercer centenario y el dictamen llevaron a las Cortes
Generales, con sede en el actual Palacio del Senado, a aprobar, tras un brillante
discurso del diputado Agustín de Argüelles, el 19 de marzo de 1822, en el décimo
aniversario de la Constitución, lo siguiente:
“Se declara beneméritos de la patria en grado heroico a los tres caudillos de la
guerra de las comunidades de Castilla Juan de Padilla, Juan Bravo y Francisco
Maldonado.
Se pondrán sus nombres en el salón de Cortes, y en una sola inscripción al lado
derecho del solio, y junto al mismo, (…).
Se erigirá a los tres un monumento en Villalar y en el lugar en que fueron
decapitados, que costeará la hacienda pública (…)”.
Se acuerda también que la inscripción conmemorativa los cite como defensores
de la libertad de la patria. Por Real Decreto de 20 de abril de 1822, se ratifica la propuesta, incluyendo también en el homenaje, con cuidado de su sepulcro, al
“benemérito obispo comunero de Zamora D. Antonio de Acuña, enterrado en
Simancas”.
Poco duró el periodo constitucional, pues con el apoyo de los “Cien Mil Hijos de
San Luis” el rey Fernando VII dio un golpe de Estado e instauró el absolutismo,
iniciando la “Década Ominosa”, en la que fueron perseguidos, exiliados o
asesinados por orden real los grandes defensores de la libertad, como, entre ellos, el
propio Empecinado, Diego Muñoz Torrero, otrora rector salmanticense y
destacado padre de la Constitución o el General Torrijos, héroe de la guerra de la
independencia.
La recuperación con la Constitución Española de 1837 de cierta estabilidad
democrática, mantuvo a los comuneros como referente histórico de la libertad
frente al absolutismo. La decisión de las Cortes de 1822 se hizo “en parte” realidad
en el Palacio del Congreso de los Diputados de la carrera de San Jerónimo, con la
inscripción de los nombres de Padilla, Bravo y Maldonado a la derecha de la
Presidencia y con el cuadro de Antonio Gisbert, el genial alcoyano, que se convirtió
en el gran artista del liberalismo español del siglo XIX al pintar el emblema del
constitucionalismo en su obra de 1.860 “Los comuneros Padilla, Bravo y
Maldonado en el patíbulo”, propiedad del Congreso de los Diputados, donde se
encuentra expuesto en lugar preferente.
Hoy nos encontramos en una nueva era constitucional en la que debemos
rendir homenaje a aquellos que murieron por los principios de libertad,
autogobierno y solidaridad nuevamente vigentes y las Cortes Nacionales tienen la
magnífica ocasión de recuperar el acuerdo de mayo de 1822.
Por todo ello les proponemos que por ese Congreso de la Diputados se
acuerde erigir un monumento a los tres comuneros en este Municipio de Villalar.
En Villalar de los Comuneros. El Alcalde, Luis Alonso Laguna